jueves, 23 de junio de 2011

Diario de Liz VIII


Mis vacaciones se acabaron. Fueron "raras", muy cambiantes, pero la verdad las disfruté. Pude madurar muchas cosas y darme cuenta de otras tantas. Maduré una decisión que no sé cómo aplicaré, pero que tendré que tener en cuenta. Y me di cuenta que para algunas cosas me falta ser más seria, menos pasional. Está claro que el tiempo compartido con Soslan tendría que enseñarme a tener su frialdad.

Dubrillion es un planeta hermoso. Es un planeta de grandes islas, con mucho territorio natural y ciudades enormes preparadas para el turismo. Se vive del y para el turismo. Pero a la gente no le falta nada, creo que si la República pudiera instalar una metodología de vida, tendría que ser como en este planeta. Los pobres son gente medianamente rica. A nadie le falta nada y vive con comodidad y holgura. Los lugares están cuidados, el cielo es limpio... ahhhh me encantó.

Me instalé en un hostal chiquito después de mesurar las opciones para vacacionar. Me había fugado de Soon apenas llegamos, me caía bien, pero necesitaba algo de tiempo para mí sola. Él me parece un buen hombre, así que me molestó un poco mi actitud infantil, en especial cuando él me brindó su confianza.
La cuestión es que esta estadia era chiquita, pero limpia y confortable. La dueña era una togruta veterana, que tenía una cocina insuperable. Creo que cené todos los días en el hostal. Ya había decidido mi itinerario e iba a recorrer varios lugares silvestres hermosos del lugar, cada isla tenía lo suyo y a algunos podías viajar en poco tiempo. Mi primer día fue una mezcla de trekking por una selva que concluyó con una cascada que por no sé que fenómeno electromagnético el agua subía en vez de caer. Era una experiencia increíble y la grabé para verla nuevamente. Igual mi mente estaba pensando en salir a la noche. Quería ir a algún lugar para tratar de conocer alguna chica.

Entonces a la noche me fui a un boliche. La togruta me tiró algunas puntas como para ir a un lugar interesante. De afuera más o menos parecía lo mismo que hay en Taris, sin mucho más. Pero cuando entré... muchas chicas bailando entre ellas, en los sillones corrían las bebidas y los besos... Creo que imaginé que podía ser el final de mi larga soledad. La música a tono, pedí algo para tomar y me senté a contemplar la escena. Hasta que me decidí ir a bailar. Estuve primero oteando el panorama por algo interesante, pero casi todas eran chicas que seguramente buscaban algo de una noche. La mayoría de ellas parecían solitarias, no me agradaban demasiado. No sé realmente que imaginé que iba a encontrar. Quizás a vos, Tess, pero no. Al principio el baile empezó suave, de a poco me iba dejando llevar, pero enseguida me rodearon varias chicas. Me sentí incómoda... toda mi vida viviendo en las sombras y ahora ser el centro de atención... demasiado fuerte. El humo, el olor del licor, los sentidos de las otras embotados... necesitaba salir de ahí. Había sido una pésima idea. Me salí, incluso pese a las tonterías que me dijo una chica al oído. No quise ni quedarme. Todas me miraban... ¿qué demonios esperaba encontrar? Otra vez pensé en lo mismo. Ya me habían dicho cómo eran estos lugares. Y yo fui igual. Soy una idiota. Una idiota ilusa. Sabía que esto era así. Me estaba engañanado a mí misma. Me acostumbré tanto a esconderme... que creo que hasta me oculto de mí misma.

Me senté en la calle a tomar aire. Estaba deprimida, y me sentía patética. Así que hice mi solución rápida. Dejarme llevar. Olvidarme. Pasarla bien. Me gusta hacerlo. Me libera. Lo disfruto. Busqué un burdel. Pedí dos mujeres. No me importaba nada más.

A la mañana del otro día volví al hotel. Una de las chicas todavía dormía a mi lado cuando desperté. Lo bueno es que eran bastante reales, parecían chicas normales y no algunas de las profesionales arregladas de Taris. Aproveché el desayuno del hotel y me embarqué a la segunda excursión. Eran actividades deportivas medias extremas que concluían con un final en una playa media perdida. Estuvo genial. A la tarde disfrute de las olas, yo sola, porque teníamos la playa para los pocos que eramos.

Aproveché el comienzo de la noche para cenar con la dueña del hotel. Fue muy relajante, una mujer tranquila, que vivió sus buenos momentos y que ahora se dedicaba a la calma que le daba su hostería. La sentí un poco como yo. Muchas veces he estado meditando la Academia de Lucazec, no para retirarme, pero si para tener algo que deje un legado. Decididamente lo voy a hacer. Me ayudo mucho la charla para obtener un foco. Creo que tendría que dejar de ser tan tonta en pensar que sólo una pareja podría protegerme o ayudarme a salir adelante. La Orden me tiene confianza, Derlin me transmitió que él me cuidaría. Hope y Soon me aprecian. Supongo que no soy tan inútil.

Esa noche volví a cometer la misma tontería. Aposté a un lugar similar pero más calmo. No obstante, si bien parecían más interesantes, eran muy chicas. Al cabo de un rato me di cuenta que no encajaba en ese lugar. Terminé mi bebida y me fui. Así que me fui de vuelta a un lupanar. Al menos iba a satisfacer mis ganas. Pedí dos chicas de vuelta, pero pedí lo mejor del establecimiento. Me dieron dos: una twilek y una zeltron. No voy a relatar la experiencia, pero Tess... si bien no fue comparable a amarnos, dentro de lo sin sentimientos, fue lo mejor, a tal punto que volví las demás noches de la vacación. Jolita y Lavender Pink fueron demasiado.

Día siguiente: ya estaba aburrida de hacer las cosas sola y estar todo el día en silencio, así que me fui a buscar a Soon. Sabía que debía estar un poco enojado conmigo así que lo contacté. Contrariamente a lo que esperaba, no me regañó, sino que me contó que se había cruzado con un jedi que le había asignado trabajo comunitario. Así que fui a darle una mano. Estaba trabajando con la seguridad local para capturar a un asesino serial que había matado, y en algunos casos abusado, a catorce niños. Demasiado para la imagen ideal del planeta.

El procedimiento con Soon no lo voy a contar, pero fue rápido y efectivo. Contrastamos información, y con un rastreo psicométrico pudimos dar con el culpable. El asesino era un zeltron que trabajaba en la Guardia Científica del planeta. Drogaba a sus víctimas, a algunas las abusaba, y las asfixiaba hasta morir. Al menos no sufrían el sueño final, pero no por ello merecía piedad. Cuando lo rastreamos, llegamos hasta su casa. Fingimos una tontera para escanear sus memorias. Lo que ví fue asqueroso. Sus pensamientos más perversos, las cosas que hizo con los chicos. Quería matarlo. Nos alejamos porque Soon quería capturarlo, pero yo no. Me dio nauseas lo que hizo.

Mientras Soon se contactaba con el oficial a cargo, vigilamos que no se aleje. Pero estaba destruyendo la evidencia, así que fui a capturarlo. Cuando entré, se sobresaltó. "Es el fin de tus crimenes, miserable", dije. Intentó atacarme, pero lo paralicé. Y acto seguido prendí mi sable y le mutilé sus partes íntimas. Quería que sufriera. Ni siquiera lo dejé desmayarse del shock. "Ahora el indefenso sos vos. Paralizado, sin poder reaccionar, sin armas para defenderte. El arma con la que lastimaste a esos inocentes... ya no la tenes más". Soon entró al poco con el oficial. Yo iba a destrozar al miserable... pero el oficial se adelantó y le descargó varios disparos de su blaster. Demás está decir que lo masacró.

Así terminó el tercer día de vacaciones. Los otros restantes fueron más tranquilos y la verdad la pasé genial. Nos hicimos una gran cantidad de excursiones con el mandalore. Era raro verlo descolocado y como una persona, nadando en el mar, tomando sol, bebiendo unos tragos. Salimos a la noche a divertinos. Igual, ante sus insinuaciones le dije que no. Todavía espero por una chica. Y la verdad que lo veo como alguien sensible para estar con una persona conflictuada como yo. Y no me atrae. Pero bueno, al menos nos divertimos mucho. Y sí, lo llevé a conocer el "refugio", pero no les presenté a mis princesas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario